Intentamos dar en este libro sentido a la frase “Post fata resurgo”, inserta en el dintel de la puerta de acceso a la que fue Casa de Felipe II en El Escorial, y en el escudo de la Villa. Según la mitología egipcia, griega y romana, cada quinientos años, el fuego consumía al Ave Fénix, que después resurgía de sus cenizas, en un fatum (destino) continuo e irreversible.
La frase citada, cuya antigüedad y extensión trasciende todo nuestro espacio, se ajusta de un modo preciso a El Escorial en los años inmediatamente posteriores a la Guerra de la Independencia, y es la expresión manifiesta del esfuerzo realizado por un pequeño vecindario que, asume su fatum y se compromete
colectivamente, a un nuevo renacer de sus cenizas.